Amanecía nublado en ciudad
Endrino aquella mañana. Yilice hundió la cara sobre la almohada apretando
molesta los ojos. No quería admitir que ya fuera hora de levantarse. Escuchó a su madre llamarla escaleras abajo unos
instantes después de aquello.
-¡Yiliceeeee!¡Baja a desayunar!
Yilice tardó en contestar.
-Vooooy…- Contestó con no mucho
entusiasmo.
Acto seguido se incorporó
lentamente y salió bostezando de la habitación sin quitarse si quiera el pijama
ni ponerse los zapatos. Bajó las escaleras de la casa restregándose los ojos con las manos. Nunca
le habían gustado los días fríos.
En Endrino el clima era siempre
impredecible; unos días hacía un calor de justicia, otros nevaba, otros hacía
sol y nevaba… Era es una pequeña ciudad situada en lo alto de las montañas del noreste de Jhoto y conocida por
ser la ciudad natal de un gran clan de Domadragones,
tales como Lance, Campeón del Alto Mando en Johto, Débora, la
líder del gimnasio de la misma ciudad y Dracón, miembro
del Alto Mando en Hoenn, quien además era el abuelo materno de Yilice.
Yilice contempló a su hermano Ryu
aún medio dormida. Estaba en la cocina jugando con su recién capturado Axew.
Éste perseguía incansable a Ryu por toda la cocina dando saltos intentando comerse
una baya que Ryu sostenía en alto.
-Jaja, vale, toma, te la has
ganado.-Dijo finalmente agachándose a su lado y ofreciéndole la baya, que Axew
comió con gusto.
-¿… Qué haces?- Preguntó ella con
una voz aún algo cansada. Se sentó en una silla y tomó un sorbo del zumo de
baya que su madre había preparado.
-¿Has visto qué rápido es Axew?¡Y
eso que lo capturé hace nada! Cuando lo entrene y evolucione a Haxorus va a ser
invencible.-Comenzó a decir Ryu emocionado mirando al tendido como si vislumbrara
la escena ante sus ojos.
-Eso parece.-Contestó Yilice
pensativa y asumiendo que Ryu ni la había escuchado preguntar, aunque en el
fondo tampoco le importaba.
-¿Estás dándole vueltas a lo del
inicial?-Preguntó Ryu adivinando los pensamientos de su hermana y sentándose en
frente de ella en la mesa, con Axew en brazos, que seguía comiéndose la baya
que éste le acababa de dar.
Yilice suspiró.-Pues la verdad,
si.-Admitió.-Aún nosé qué pokémon elegir y solo me quedan dos días de plazo
para ir al centro pokémon a recoger mi ficha de entrenador…
-Chikorita, Cyndaquil y Totodile…
Los tres molan bastante.- Reconoció Ryu acariciando el lomo de Axew, que se
repantingó.
-Si al menos tú hubieras venido
conmigo y te hubieras decidido por uno, ya no tendría que elegir entre tres y
sería más fácil. Sería un rollo si empezáramos con el mismo, así que uno
estaría descartado. -Murmuró Yilice desviando la mirada.
-Pero ¿Qué dices? Seguirías
estando entre dos de ellos.
Yilice cerró los ojos tomando
otro sorbo de zumo.-… Bueno.
Cuando llegaba el mes de junio y
los chavales terminaban de estudiar la ESO, llegaba el momento de decidir qué
querían estudiar libremente, módulos, bachiller… Entrenador pokémon era otra de
las opciones, pero una arriesgada, tal como el que apuesta por ser futbolista
profesional, actor profesional… No era algo que pudiera hacer cualquiera, había
que tener madera para ser entrenador, e incluso cumpliendo las características
requeridas, eran contadas las muy pocas personas que podían realmente vivir de
entrenar pokémon ( Líderes de gimnasio o en su defecto ayudantes de los
líderes, maestros en escuelas de entrenadores o sub-torneos pokémon privados,
concursos y espectáculos pokémon, altos mandos los muy excepcionales y el único puesto de campeón de la liga, el
título más honorífico, el sueño de todo entrenador, tan grande como
prácticamente inalcanzable ) Por ello, aunque era algo que a cualquier muchacho
le habría gustado intentar, no todos tienen el valor de desperdiciar su tiempo
yéndose a la aventura con un pokémon recién adquirido de bajo nivel. Era
arriesgado, ya no solo en el sentido de fracasar, si no en lo que significaba
en sí, los pokémon, muy diferentes unos a otros podían ser amigables y
pacíficos, pero podían también no serlo…
Sin embargo, Yilice y Ryu tenían
claro lo que querían hacer. Ellos provenían de una familia de Domadragones. Su
abuelo Dracón y su padre habían sido grandes entrenadores, aunque este segundo
al final no consiguió llegar tan lejos como el primero, quien era ahora alto
mando en una región lejana.
En ese momento entró en la cocina
la madre de Yilice.-¿Todavía estáis aquí?-Preguntó entre apurada y sorprendida.
Luego miró a Axew con desgana.- ¡Ryu, baja a Axew de la mesa, hombre, qué lo
ensucia todo! Te he dicho que si quieres jugar con él lo hagáis fuera de casa,
¿Cuántas veces tendré que repetírtelo?
Miyoko, la madre de Ryu y Yilice,
era todo lo contrario a su padre y su abuelo. Había crecido viendo cómo su
padre y su madre eran separados poco a poco por la dedicación absoluta de su
padre hacia su profesión, descuidando en muchas ocasiones a su familia y
provocando que su madre los abandonara a ambos.
-Es verdad.-Admitió Ryu.- Venga
Axew, ¡Nos vamos fuera a entrenar!
Yilice se incorporó ya más despierta.-Ah,
yo también quiero ir. Me gustaría ver cómo entrenáis, puede que así me inspire
un poco y termine de decidirme por mi pokémon.
Ambos se vistieron y salieron de
casa entre risas y haciéndole carantoñas a Axew, que desde que había llegado a
la casa hacía un par de días, capturado por Ryu en un encuentro por casualidad,
se había convertido en el centro de atención.
Miyoko contempló tras la ventana
de la cocina cómo sus hijos marchaban a entrenar con el pequeño pokémon. En su
cara se dibujó una expresión que mezclaba ternura y resignación.
-Pues así están las
cosas.-Suspiró. Tenía miedo de que sus hijos tomaran el camino equivocado, pero
al mismo tiempo sabía que no podía pararlos.
Ryu y Yilice caminaron hasta las
afueras de la pequeña ciudad charlando acerca de las aventuras que querían
vivir en su viaje, los pokémon que les gustaría ver y demás cosas que les
fascinaban.
De pronto Axew se lanzó de un
salto a los brazos de Ryu. Este lo acarició para calmarlo, pues parecía
asustado.-Eh, Axew, no pasa nada, tranquilo.-Dijo con voz suave.
Yilice se percató entonces de que
el ambiente se sentía bastante frío.-Un momento, estamos muy cerca de la ruta helada, ¿No deberíamos
ir al contrario? Es normal que Axew tenga miedo, los dragones no soportan el
frío.-Sugirió Yilice deteniéndose en el camino. Ryu se detuvo también y miró a
su hermana.
-Precisamente por eso, quiero ir allí.-Anunció
con decisión, lo cual sorprendió mucho a
Yilice.-¿Qué mejor entrenamiento para un pokémon dragón que aprender a soportar
bien el frío? La ruta helada es el lugar idóneo para entrenar.
Yilice entendió el razonamiento
de su hermano, aunque por otro lado la idea de entrar en la ruta no le hacía mucha gracia. Nunca había
aguantado bien el frío.-Me podías haber dicho que era allí donde íbamos…-Se
quejó.
-Haberme preguntado…-Contestó Ryu
encogiéndose de hombros.-Solo será un rato, no quiero que Axew lo pase mal, una
cosa es entrenar y otra torturar ¿No crees?-Preguntó retomando el paso.
Yilice suspiró y siguió a Ryu resignada.
No le gustaba el frío, pero tenía muchas ganas de ver a su hermano y a Axew en
acción por primera vez.
La entrada a la ruta comenzó a
hacerse visible a lo lejos, a los pies de una enorme cordillera nevada. Yilice
subió la cremallera de su chaleco y frotó sus manos; el frío era cada vez más
intenso.
Dentro de la ruta estaba todo
helado, se podía caminar sobre el agua y las rocas estaban cubiertas de una
fina capa de hielo. Había muchos pokémon de hielo salvajes que habitaban allí,
pero no era sencillo verlos a simple
vista porque estaban escondidos.
-¡Muy bien Axew!-Comenzó
Ryu.-¡Usa arañazo contra esas rocas!
Axew se abalanzó no muy convencido
sobre las rocas heladas y las arañó con insistencia. El hielo le quemaba en las garras, pero no dejó
por ello de obedecer las órdenes de Ryu. Repitieron el mismo proceso
unas cuantas veces hasta que Ryu se acercó a Axew, que estaba ya cansado y le tomó entre sus
brazos para darle calor. Colocó su pokédex frente al pokémon y ésta le indicó
que había subido al nivel 10.
Yilice observaba de cerca,
encogida de frío, sin dejar de pensar en qué pokémon eligiría. Casi se podría
decir que al final ni estaba prestando realmente atención al entrenamiento.
-¡Axew, ahora usa furia
dragón!-Ordenó Ryu con motivación.
Yilice se sobresaltó al ver como Axew respondía a Ryu con el ataque
mandado.
-¿Ya sabe usar furia dragón?
-Ahora tiene más nivel, así que
también ha aprendido ataques nuevos.-Respondió Ryu con una sonrisa orgullosa.
-¡Es estupendo!-Exclamó Yilice
maravillada, centrándose por primera vez en el entrenamiento. Furia dragón era
un ataque algo más espectacular que un simple arañazo. Los pokémon de bajo nivel
crecían muy deprisa.
-¡Y ahora, Axew…!-Antes de que
Ryu dijera nada más, Axew se detuvo en seco y corrió hacia más adentro de la
ruta.-¿Qu…?¿¡Axew!?-Ryu lo siguió desconcertado, nunca antes se había ido por
su cuenta.-¡Axew!
-¡…Ryu!-Yilice también les
siguió, preocupada.
Ambos siguieron a Axew
hasta una pequeña cámara helada. Ryu se acercó a Axew y lo cogió malhumorado.-Será posible ¿A dónde querías ir?
Yilice observó detenidamente la
cámara y se percató de lo que había atraído a Axew hasta allí.-¡Ryu, mira!-
Encogido alrededor de un anillo de piedras heladas, se encontraba un pequeño
dratini inconsciente.
-¡…Es un Dratini!-Exclamó Ryu
horrorizado de encontrarlo en semejantes condiciones. -Axew ha debido de notar
su olor…
-Porfavor dime que no
está…-Yilice no tuvo valor para terminar la frase, le daba mucha pena pensar
que tal vez estaba muerto. Parecía una cría, no tenía el tamaño de un Dratini
común.
-Está muy frío.-Contestó Ryu apurado
tras haberlo tocado.-Pero todavía respira.
Yilice se acercó también y lo
cogió en brazos.-¿Qué hace un Dratini en un lugar así y solo?
-Su manada debe de estar cerca… -Ryu
reflexionó unos instantes.-Pero no tiene sentido, ¿Qué pokémon de tipo dragón
eligiría este lugar para vivir?-Preguntó mirando en todas direcciones por si
encontraba algo que le diera una idea.
-Tenemos que llevarle a un centro
pokémon, si lo dejamos aquí no sobrevivirá.- Contestó Yilice haciendo caso
omiso a la pregunta de su hermano. En aquel momento le preocupaba más salvar al
Dratini, ya pensaría más tarde en cómo había llegado hasta allí.
-Sí. Vamos. El entrenamiento
puede esperar.-Respondió mirando a Axew que también parecía conforme con la
idea.
Acto seguido, Yilice y Ryu regresaron
rápidamente a la ciudad.
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Pues nada, este sería el primer capitulo n.n ( si, van a ser cortitos, para que pueda irlos poniendo más a menudo ) ¿Qué os ha parecido? Hay cosas que quedan por explicar, paciencia. He intentado darle la mayor realidad posible a la situación de entrenar pokémon, nose si ha quedado del todo creíble >-< pero espero que hayais disfrutado la lectura n.n
Por cierto, la imagen del dratini entre el hielo la encontré por ahi *-* me pareció perfecta! Aunque qué penica el pobre :S
Y de despedida os dejo una imagen del diseño oficial de Yilice <3 ¿Os la imaginabais así? Yili Bezarius |